Noa y Naia , mientras estamos despiertos no se suben, las cabron-s esperan a que nos hayamos dormido, entonces se suben sigilosamente, tan despacio que ni te enteras y eso que se las apañan para meterse debajo del nórdico. Tienen un arte para hacerlo que ni te destapan.
Así que dormimos en una cama de 1.60 de ancho Jose a un lado, yo al otro y dos perras de 27-28 kilos de acompañantes.
