Ya me ha avisado más veces de cosas que no iban bien: de que Boris se había escapado y andaba por la calle, de que una perrilla anciana que teníamos para cuidar se había metido en un lío y no nos enterábamos, de que la puerta de la calle estaba mal cerrada, de que había unos tipos muy raros rondando la casa del vecino...
Y hoy lo ha vuelto a hacer. Estaba nervioso perdido, venga a venir a buscarme con su cara de: "sal, que pasa algo". Así que he salido, y he oído llorar a uno de los perros de los vecinos: tienen tres bretones bastante llorones, así que no suelo hacerles caso cuando lloran. Pero, como Chico estaba tan nervioso, me he acercado a mirar. Pues bien, resultaba que Golfo, el macho (que tiene 12 años), se había metido, vaya a usted saber cómo, entre la reja y la mosquitera de una ventana, y estaba ahí atrapado, sin poder moverse ni p'alante ni p'atrás. Menos mal que tengo sus llaves, y he podido pasar a sacarle de ahí. Y no ha sido nada fácil, no os creáis. No tengo ni idea de cómo ha conseguido quedarse allí pillado.

Pero vamos, que nadie, más que Chico, parece haberse dado cuenta de que esos lloros no eran los habituales y que pasaba algo que requería intervención humana. No sé cómo lo detecta, pero es un lince, el tío.